Momentos Especiales--La quedada by Patricia Sutherland

Momentos Especiales--La quedada by Patricia Sutherland

autor:Patricia Sutherland [Sutherland, Patricia]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Ediciones Jera


Todos los moteros se habían apuntado a bajar a la ciudad, excepto Dakota que se les había unido cerca de las diez junto a Tess, después de que ella amamantara a Romina.

La visita a las distintas atracciones de Bristol y la primera ruta motera estaban incluidas en el plan del día siguiente, de modo que en esta ocasión habían dejado sus motos en un aparcamiento público a diez minutos del centro y se habían dirigido a pie hacia el pub donde Ike había hecho una reserva.

Era uno de los locales más conocidos de la ciudad, famoso por servir una carta internacional de cervezas y como todos los de la localidad, por ofrecer dos actuaciones en vivo a diario.

El tiempo, hasta el momento, los estaba acompañando. Estaba fresco, pero no había llovido y la noche era agradable. Lo cual era de agradecer ya que siendo un grupo tan grande, muchos habían tenido que quedarse conversando fuera del pub, muy concurrido a esas horas, mientras disfrutaban de sus bebidas.

Cuando no estaba pendiente de Erin, Ike se dedicaba a observar y a disfrutar de unas experiencias que para él eran totalmente nuevas. Y la primera observación que había hecho era que esos tíos a quienes había conocido en el MidWay y que a veces le resultaban demasiado groseros para su gusto, no parecían los mismos desde que la quedada había comenzado. Cada vez que el pensamiento aparecía en su mente, le resultaba bastante increíble y dudaba de si darle crédito o no, pero allí estaba una y otra vez; «fuera del MidWay no me odian».

Le hablaban como si fuera uno más. Reían y hacían bromas. Obedecían sus instrucciones de buen grado. Y sobre todo, no lo ignoraban.

Y, por lo visto, se apuntaban a todos los bombardeos, pensó sonriendo al ver como Conor los iba sacando a bailar uno a uno y entre todos convertía la mini pista de baile en una fiesta.

La actuación en vivo, un trío que hacía un pop bastante aceptable, había acabado y el DJ había puesto música discotequera. Las camareras, todas chicas -otra peculiaridad del pub- trabajaban a destajo sirviendo bebidas al tiempo que se movían al ritmo de la música.

Cuando le tocó el turno a Ike, Conor le tendió su mano.

—Prohibido declinar, tío —le advirtió haciendo el monigote—. ¡Me muero por bailar con el «presi»!

Ike sonrió divertido.

—Si no te importa, puestos a preferir, yo prefiero bailar con mi chica… —repuso, enviándole una mirada seductora a Erin que en aquel momento estaba conversando con Tess y Abby. Ella le devolvió un aleteo de pestañas.

—Así que tenemos «chica»… —guaseó Conor volviendo a ofrecerle su mano.

Conor ya lo sabía, por supuesto. No había habido un anuncio oficial, pero desde enero Erin frecuentaba el MidWay a pesar de vivir en Dublín. Ike y ella siempre acudían juntos.

—Tenemos chica —concedió él sonriente.

—Enhorabuena… El solitario presi de los Midway Riders se ha emparejado… ¡Tío, esto hay que celebrarlo! Venga, vamos a quitarle la herrumbre a esas articulaciones de vendedor de concesionario de motos que gastas… —invitó.



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